Fragiles - guiones de Isabel Peña, César Arriero y David Botello,
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Dominar el futuro. Saber lo que va a pasar. Huir de las casualidades. Someter al destino. Me consuela pensar que todo esto es más sencillo cuando controlas las pequeñas decisiones de cada día, cuando las conviertes en una rutina. Pero si no podemos controlar nuestro futuro al menos nos queda el consuelo de intentar predecirlo. Supongo que la cuestión es sentirnos un poco más seguros, que alguien nos diga aunque sea desde unas líneas impresas en papel reciclado que todo va a salir bien, que nuestros proyectos van a cumplirse, que hoy puede ser un gran día, nuestro día de suerte.
El futuro nunca deja de zarandearnos con sorpresas inesperadas que nos rompen los esquemas y nos hacen replantearnos todo lo que sabemos. Nunca deja de asombrarnos con nuevas oportunidades para tomarle el pulso a nuestro espíritu de superación. Nunca deja de poner a prueba nuestra capacidad de plantar batalla, de volver a empezar una y otra vez desde la casilla de salida. Nunca deja de demostrarnos que por mucho que intentemos controlarlo el futuro es impredecible. Lo único que sabemos a ciencia cierta es que todos avanzamos a un ritmo de sesenta minutos por hora, hagas lo que hagas, seas quien seas. Da igual los errores que hayas cometido en el pasado o cuantas veces hayas pedido perdón. Todos avanzamos por el mismo camino, y me consuela pensar que en este viaje podemos dejar atrás los tropiezos, las culpas, las caídas. Que mientras vamos tirando podemos trazar nuestra propia ruta y plantarle cara al futuro. Es la única manera que se me ocurre de dominarlo.
Tiempos aparte.
Y ahora soy yo la culpable, la que no sabe escribir ni hablar, la que olvida tan rápido cómo vuelan en sus labios las sonrisas - Y ahora la culpa es mía, la productora de un dolor que conoces, la que olvida que el tiempo no es sólo un momento sino un conjunto de ellos, la que se perdió entre los relojes. Y ahora la de la culpabilidad soy yo, por que no sabe hablar..escucha horas eternas y se sienta a llorar. La del nudo en la garganta, esa soy yo. la que se deja llevar y vive por sentir.
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