No lloro, pero se quedaron clavadas en mi pecho sus mariposas amarillas, ante el impacto de encontrarme en shock, sintiéndome muchas veces casi una de las suyas, como si de una secta se tratase, donde nos reuniésemos a leerlo y a seguir sus obras. y nos llenásemos de magia y realidad al mismo tiempo.
Me encuentro ante el poder que tiene la muerte sobre muchos, se fue un grande pero en mi país se olvida rápido, se fue un grande que hoy muchos lloran y mañana no se acordaran, se fue un gigante y llorarlo para mi no vale la pena, por que celebro su vida, celebro ese discurso que nunca fue a decir pero en el que quedo una parte de mi. Celebro haber aprendido a abrir y cerrar los ojos, a que me creciera el cabello incluso después de muerta, a que en los burdeles fuese observada. Celebro que aquella mañana frente al pelotón de fusilamiento hubiesen quedado marcados miles de corazones.
con este tiempos de 100 años de soledad, agradezco la oportunidad de acercarme a un grande a través de sus sueños y sus libros.
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