9 de junio de 2015

Tiempos de.. Sin nombres

Cada mañana, misma ruta (salir de la portería. Girar a la izquierda, atravesar el parque, tomar la cuadra y atravesar el barrio esquivar la cocker spaniel. Mirarla feo y seguir), misma cantidad de pasos ( 274, ya los había contados, dos escalones y una avenida) y caminar por la avenida, tomar el bus con la guía marcada en azul y sacar el libro de turno.

Pero, aquella mañana la ruta fue la misma, la cantidad de pasos no aumentaron. Ni disminuyeron. Los dos escalones, la cocker spaniel latosa y la avenida. Llena de carros que en ambos sentidos aceleraban.

De sus labios rojos pintados salia el vapor contenido de su aliento, y en sus lentes las gotas de esa lluvia que no moja pero que si nubla la vista, le empañaban los ojos. Hace 365 que no llovía,días calendario exactamente contados, tachados en el almanaque y eliminados del tiempo. 365 días en los que ella había decidido dejar de contar la misma historia y seguir como las personas de su edad. Ella había decidido dejar de ser hija de la revolución chavista, dejar de creerle al dictamen político y de creer que el ideal de socialismo era una práctica empíricamente comprobable.
Ella era hija del exilio,  no le importaba que la ciudad a la que llegó estaba igual de destruida, que sus calles se llenaban de carros sin posibilidad de avanzar, no le importaba que ella era un sin nombre más camino a presentar sus exámenes para convertirse en un número mas de los ciudadanos de ese país.
Un número cómo sus pasos
Un número cómo su ruta
Un número como el de las estadísticas.
Otro número al que le daba igual si seguir o parar.

Pero ella si era unas letras, la gente como ella si tenía una categoría .. se hacían llamar los apolíticos.

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