Varias noches atrás ella había decidido dejar de lado tantos daños y tiempo pensando solo en él, pero justo aquella noche esta última noche, se acostó con su nombre en los labios y en la cabeza, sabia a la perfección que la fijación de las ideas estaba en la repetición, y con alguna ansiedad esperaba encontrárselo en los sueños y decirle cuanto le molestaban ciertas cosas; desde él ataque de celos imaginado hasta la envidia auto-programada para sentir, con todo ello, esa noche, anoche en sueños mientras hacia un fila interminable para comprar las entradas al bus, un par de manos suaves, delicadas y con un ligero olor a algodón, se posaron sobre sus ojos.
Sobresaltada sin entender quien era el interruptor de su espacio, lista a voltearse exaltada; una mano la rodea, un rostro aparece, y la otra mano sostiene una chocolatina. de la nada justo en frente. ella se sonroja...jamas imagino que quien ofrecía el pequeño dulce no era el hombre de sus sueños... pero si el de una realidad anterior, y que tiene como única escena, otra chocolatina, unas palabras pronunciadas rápidamente y sus cachetes rojos como si pidieran disculpas por haberlo interrumpido. pese a ello los papeles habían cambiado, su buzo verde, jeans y mirada grande almendrada la acompañaban en la fila a un lugar, el cual realmente no tiene dirección pero que se ve interrumpido con la señorita de la ventanita que alegaba no tener cambio.
Tiempos aparte! - el siguiente fragmento hace parte de un proyecto que recopilara mis entre-versados sueños, de forma algo más impersonal, por lo tanto la historia es en una parte tanto real, y en la otra ficción... dejo al lector decidir cual.